Desde su aparición en Europa en el siglo XVIII, las exposiciones internacionales son un escaparate de cada país al mundo; lugares de peregrinación del fetiche "mercadería", les llama Walter Benjamín. Se muestran en ellas los medios que tiene el ser humano para satisfacer las necesidades de una civilización, los progresos realizados en diversos campos de la actividad humana y las perspectivas de dichos adelantos hacia el futuro.