Los cuatro escultores aquí estudiados, herederos de una treadición con cosmovisiones filisóficas como el budismo zen, el wabi sabi (simplicidad y descubrimiento de la belleza escencial, búsqueda ideal que trasciende la realidades visibles) o el shibui (rudo, aspero, la estetica de las cosas familiares: una pieddra, una rama seca, una flor), viajaron en algún momento a México, donde ha vivido en diferentes épocas