El nombre de Jules Michelet (1778-1874) está asociado imperecederamente a su monumental Historia de Francia, que lo ocupó a lo largo de toda su vida, y a su no menos importante Historia de la Revolución Francesa, que contribuyó como pocos libros a forjar la identidad nacional de sus lectores. Se suele ignorar, sin embargo, que el autor de esos ingentes compendios historiográficos fue también un tratadista capaz de elevar las ciencias naturales al rango de la poesía. Al acercarse a la vejez, cansado quizá de historiar el destino de los hombres, Michelet emprendió en efecto una serie de ensayos deslumbrantes en los que la naturalezaes descrita con lírica erudición.El más memorable de ellos, por la elocuencia poderosa con que se ajusta a la vastedad del tema, es sin duda El mar, publicado originalmente en 1861 y que se ofrece aquí por primera vez al lector de lengua española en la pulcra traducción de Dominique Dufétel.