Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Vuelvo a tocarte con el pensamiento. Y, entonces, todos los gajos del cielo se depositan tibiamente en mis pupilas. Merodeo por el puerto con un sueño caído y con una piel que no renuncia a lo bestia. No quiero una barca enorme para irme. Atrás queda el suelo donde anida tu mirada y tu luna reposa en jardines acuchillados. A cada remada soy otra morada del polvo. Pronto dormiré a la sombra de mi mortaja.