El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Los Cuatro Salmos de William Stanley Merwin son el recordatorio de que oramos a un Dios ausente, de que hablamos sin saber si alguien en el fondo del pasillo nos escucha. Eso es orar, eso es escribir. Y poco difieren ambas acciones, solo en la gracia del dolor que invade al creador en el momento en que la poesía revela tal catástrofe. En estos salmos hay mucho de ausencia, y en ella, ese centro blanco, el poeta inclina su cabeza para rezar, para rendir tributo a otras voces cuya grandeza se sacraliza en su propia obra.