Éste es el testimonio de un habanero descreído. Un hombre que regresa extenuado de un largo camino que finalmente no lo condujo a sitio alguno. Pero no es pesimista. Pedro Juan sabe que tiene que seguir adelante. Y lo mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo. Pedro Juan Gutiérrez hace catarsis en este libro, duro y en gran medida autobiográfico, que reúne tres libros de cuentos: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí. Un lenguaje fuerte y apretado es el único capaz de expresar la rabia de quien habita en el vórtice del huracán. Pedro Juan vive al borde del precipicio. Marginal, aunque su covacha está en el corazón de La Habana de hoy. Disecciona sus alrededores con habilidad de cirujano experto. Sin temor hinca su bisturí afilado, escarba en las entrañas, y lo revuelca todo, irrespetuosamente: sexo, hambre, política, erotismo, desencanto, anhelos, ron y buen humor. Éste es el testimonio de un habanero descreído. Un hombre que regresa extenuado de un largo camino que finalmente no lo condujo a sitio alguno. Pero no es pesimista. Pedro Juan sabe que tiene que seguir adelante. Y lo mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo. Pedro Juan Gutiérrez hace catarsis en este libro, duro y en gran medida autobiográfico, que reúne tres libros de cuentos: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí. Un lenguaje fuerte y apretado es el único capaz de expresar la rabia de quien habita en el vórtice del huracán. Pedro Juan vive al borde del precipicio. Marginal, aunque su covacha está en el corazón de La Habana de hoy. Disecciona sus alrededores con habilidad de cirujano experto. Sin temor hinca su bisturí afilado, escarba en las entrañas, y lo revuelca todo, irrespetuosamente: sexo, hambre, política, erotismo, desencanto, anhelos, ron y buen humor. Escrita con un ritmo implacable, a medio camino entre la exuberancia tropical y la negra desolación de un Bukowski, la Trilogía sucia de La Habana es un deslumbrante conjunto de relatos orquestados como una novela.
En mayo de 2006 cientos de estudiantes de secundaria chilenos salieron a las calles a manifestarse y ocuparon sus escuelas en señal de protesta. Reclamaban contra la desigualdad, el lucro y la Ley de Educación en Chile. Se le llamó la revolución de los pingüinos. ¿Cómo se vive una toma desde dentro? ¿Cómo se enfrentan los problemas diarios de desabastecimiento, aislamiento, desmotivación, deserción, y pugnas de poder? Inspirada en unos hechos que trascendieron las fronteras chilenas, Lola Larra escribe Al sur de la Alameda. Diario de una toma, en la que dos perspectivas en contrapunto van construyendo una historia con muchos ingredientes: amor, política, intriga, fútbol, rencillas, sueños y memoria. Nicolás, el protagonista, relata en su diario lo que ocurre día a día, mientras las imágenes del ilustrador Vicente Reina montes detallan la mirada de un personaje misterioso que observa desde una casona vecina.