Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Éste es el testimonio de un habanero descreído. Un hombre que regresa extenuado de un largo camino que finalmente no lo condujo a sitio alguno. Pero no es pesimista. Pedro Juan sabe que tiene que seguir adelante. Y lo mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo. Pedro Juan Gutiérrez hace catarsis en este libro, duro y en gran medida autobiográfico, que reúne tres libros de cuentos: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí. Un lenguaje fuerte y apretado es el único capaz de expresar la rabia de quien habita en el vórtice del huracán. Pedro Juan vive al borde del precipicio. Marginal, aunque su covacha está en el corazón de La Habana de hoy. Disecciona sus alrededores con habilidad de cirujano experto. Sin temor hinca su bisturí afilado, escarba en las entrañas, y lo revuelca todo, irrespetuosamente: sexo, hambre, política, erotismo, desencanto, anhelos, ron y buen humor. Éste es el testimonio de un habanero descreído. Un hombre que regresa extenuado de un largo camino que finalmente no lo condujo a sitio alguno. Pero no es pesimista. Pedro Juan sabe que tiene que seguir adelante. Y lo mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo. Pedro Juan Gutiérrez hace catarsis en este libro, duro y en gran medida autobiográfico, que reúne tres libros de cuentos: Anclado en tierra de nadie, Nada que hacer y Sabor a mí. Un lenguaje fuerte y apretado es el único capaz de expresar la rabia de quien habita en el vórtice del huracán. Pedro Juan vive al borde del precipicio. Marginal, aunque su covacha está en el corazón de La Habana de hoy. Disecciona sus alrededores con habilidad de cirujano experto. Sin temor hinca su bisturí afilado, escarba en las entrañas, y lo revuelca todo, irrespetuosamente: sexo, hambre, política, erotismo, desencanto, anhelos, ron y buen humor. Escrita con un ritmo implacable, a medio camino entre la exuberancia tropical y la negra desolación de un Bukowski, la Trilogía sucia de La Habana es un deslumbrante conjunto de relatos orquestados como una novela.
He aqu? el nacimiento del prototipo del detective, modelo de razonamiento deductivo: Sherlock Holmes. Pocos personajes en la historia de la literatura se han afianzado tanto en el imaginario colectivo, generando lazos afectivos con sus lectores que hoy se expresan en clubes de admiradores , festivales y museos alrededor del mundo. La estructura de la novela policiaca que, tras los pasos de otras grandes de la literatura como Edgar Allan Poe, sigui? Arthur Conan Doyle, se resume as? se expone un hecho delictivo, preferentemente un asesinato, que en un principio resultar? indescifrable y complejo. El detective, mediante la observaci?n y deducci?n, logra desentra?ar el misterio hacia el final del relato, revelando la identidad del criminal. De lo anterior se desprende que, en una novela como Estudio en escarlata, sea crucial la atenci?n a los detalles y la descripci?n precisa de los objetos que figuran en la historia. ?se fue precisamente el punto de partida para las obras que acompa?an esta edici?n, de la mano de los artistas Anabel Quirarte y Jorge Ornelas. Cada uno de los elementos en la escenas que ilustraron - los instrumentos de laboratorio, las armas, el mobiliario o el vestuario - fueron investigados rigurosamente para lograr la especificidad hist?rica que el g?nero demandaba . Acto seguido, se dieron a la tarea de recrear algunas escenas y fotografiarse, para a partir de ah? generar las tintas chinas que tenemos entre las manos. El resultado final son im?genes que acompa?an puntualmente las escenas, con un estilo que se ubica entre la ilustraci?n cl?sica y el c?mic contempor?neo, generando as? un puente est?tico entre aqu?l Holmes de finales de siglo XIX y los productos de consumo de nuestra generaci?n.