Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
A pesar de haber sido escrita antes que El niño perdido, William Faulkner, uno de los grandes lectores de Wolfe, consideraba Una puerta que nunca encontré, su continuación natural. Aparece también aquí el hermano perdido, aunque son otros los verdaderos protagonistas de la novela, el padre muerto y la casa familiar, los rudos conductores que atraviesan Estados Unidos de noche con sus camiones repletos de mercancías y un millonario harto de su acomodada vida, los esplendidos y singulares estudiantes de una universidad inglesa y un misterioso personaje que, inmutable, observa cada día el mundo tras una ventana