La maestría de Henry James (1843-1916) está fuera de toda duda, en cualquiera de los dos continentes donde residió, en todos los géneros literarios que abordó fuera cual fuera la técnica o la temática, pero es en sus relatos donde el talento y la excelencia se dan más frecuente y rotundamente. James fue un gran cuentista, pero se aproximó al relato de un modo muy distinto a antecesores como Poe o Mérimée y a contemporáneos como O. Henry. Si para muchos autores el cuento era una especie de problema o enigma a solucionar, el singular abordaje de James da mucho más peso a los personajes, con sus peculiaridades, contradicciones, hasta lograr obras maestras como De Grey o El alquiler fantasmal.