Sin importar si tenemos 8 años o tenemos 80 para muchos de nosotros dar un trago de nuestro refresco favorito significa disfrutar enormemente mientras cerramos los ojos para sentir la frescura en la garganta
Pero la diferencia entre el niño y el viejo es que a éste último cada traguito le trae recuerdos fiestas juveniles jugando a la botella bebidas compartidas con un antiguo amor en una encantadora fuente de sodas o siendo niño el ir a la tiendita a comprar un refresco que costaba un peso