Esta obra, reconocida con el prestigioso premio de la Fundación William Faulkner a la Mejor Primera Novela, comienza con una explosión en una mina de carbón en una pequeña localidad del Medio Oeste americano. Giovanni Bruno es el único superviviente de un total de 98 mineros atrapados. Bruno, católico no practicante dado a tener visiones peculiares, es adoptado como profeta por un grupo de místicos del pueblo. Descubierto por el editor del periódico local, el culto brunista adquiere notoriedad y gana adeptos.