Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Hacia 1530, el emperador Carlos V pide al obispo de México que le proporcione información sobre la vida y las costumbres de los remotos súbditos; el obispo, fray Juan de Zumárraga, envía al monarca un relato autobiográfico hecho por un individuo de unos sesenta años, Nube Oscura o Mixtli, en el que narra su niñez, la mentalidad y las costumbres de su pueblo, su formación y sus amores, siempre tormentosos y trágicos. Por fin, el emisario de Moctezuma entra en contacto con los españoles de Hernán Cortés, es bautizado y recibe el nombre de Juan Damasceno