Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Antonin Artaud fue un poeta que asumió todas las dimensiones y consecuencias que implica esa palabra. Su cuerpo, su vida mental y su obra fueron lo mismo. Se unieron en el magma primordial, ardiente, peligroso, originario, de donde los antiguos seres humanos bebían sus historias, incor poraban sus mitos, hablaban con sus dioses, se curaban, decidían su destino, se hacían otros, pájaro, montaña, raíz, fruto y donde el arte no existía, sino que era simplemente la dimensión más alta, la más intensa, de lo que llamamos vida. Ahí, en ese punto, es donde Artaud construyó su cuerpo y su obra.