En este sabroso recetario se pueden encontrar, con sólo sumergirse placenteramente en su lectura, una innumerable cantidad de datos que nos darán el gusto adicional al deleite de cocinar, de encontrar información que nos permite reconstruir la vida del tiempo en el que fue escrito. Cada receta nos da pistas para imaginar; por ejemplo, cómo eran las cocinas de la época. Casi sin proponérnoslo podremos percibir las relaciones entre la cuidadosa señorita María Isla, que registra con precisión los datos que fluían de sus informantes a sus preguntas y súplicas, en la misma forma, que al final de la lectura de este documento, tendremos una imagen del carácter reposado de la Puebla de aquel tiempo.