En la historia moderna de la política mexicana, la construcción de formas de organización democráticas ha sido una búsqueda constante que, la mayoría de las veces, deviene en fracaso. Este trabajo se centra en el estudio de cómo tales intentos se convierten en el eje central de la vida pública desde la promulgación de la Constitución de 1857 hasta los procesos electorales que se llevaron a cabo en 1929. La relación entre la guerra, la ley y la moral atraviesa la propuesta de este texto y busca demostrar de qué manera, al tiempo que se invoca la defensa de la legalidad, se ponen en marcha formas de ejercicio, reconocimiento y relación con el poder desde las que gobernantes y gobernados diseñan una experiencia de construcción de la política que marcará su ejercicio en los periodos posteriores.
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