El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Se pensó a veces que en el México antiguo los maestros de la palabra, los pintores, escultores, orfebres y otros creadores de lo que hoy llamamos su arte, quedaban siempre en el anonimato. Hoy sabemos que no fue así en todos los casos. Entre los mayas, los que pintaban sus vasos polícromos, pequeños códices en cerámica con inscripciones, pusieron sus nombres acompañados de la expresión u?dzib que significa ?la pintura o escritura (es) de...? Entre los nahuas, como en este libro se muestra, hay testimonios para aceptar las atribuciones que se hacen, valiéndose del vocablo icuic, ?su canto? bien sea de Nezahualcóyotl o de otros cuyos nombres se transcriben.