Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Tzin tzun Tzan. Tres fluchas, tres colibríes, tras compases, tres voces, tres épocas, tres veces trece. Las imágenes y metáforas de Tzin tzun tzan parten desde la lengua, los poemas están permeados del simbolismo cultural e histórica del Ñuu Savi, "País de la Lluvia", como se autodenominan los hablantes de la lengua. El título alude al colibrí en lengua p'urhepecha, pero desde cualquier otra cultura del Anáhuac es la onomatopeya del disparo de tres flechas. El libro está dividido en tres capítulos que avanzan en y con el tiempo. La cultura del Ñuu Savi es el centro de todos los poemas, pero no es el centro del universo, jamás se detiene ahí porque el poeta se sabe parte de la naturaleza, se sabe parte del planeta y del cosmos.