Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El desnudo femenino, ese milenario objeto de deseo, es ahora pensado por Lorena Zamora en un ejercicio desde una especie de "gineco intelectual" de la posmodernidad en la que nada es verdad y todo es posiblie. De manera un tanto tímida y sumamente cautelosa, ella entra como de puntillas en un escenario por mucho timepo prohibido y estable un rico diálogo entre mujeres: las artistas, los denudos representados y la que mira.