Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Muertos que se aparecen, hombres que cruzan la frontera y húngaras que leen el café se reúnen en estos trece relatos de ficción que reflejan la vida de un pequeño poblado minero de la sierra de Chihuahua.
Entre anécdotas y recuerdos, en un acercamiento a las propias experiencias y a la tierra de su autor, este libro ofrece la mirada inocente de un niño, quien narra los episodios de su infancia que desea conservar en la memoria. De esta manera, la realidad y la imaginación se conjugan para mostrarnos Santa Rosa: sus problemas y complicaciones, la corrupción y pobreza, pero además la belleza, amabilidad e idiosincrasia de su gente, que bien puede ser aquella que encontremos en cualquier otro pueblo de México.
Volver a Santa Rosa invita así a que nos dejemos atrapar por los personajes e historias que esconde ese rincón en las montañas del norte mexicano y a emprender un viaje en el que todo es posible.