Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Lytton Strachey fue el crítico literario por excelencia del final de la época victoriana; Virginia Woolf ya había escrito cuatro de sus grandes novelas (El cuarto de Jacob, La señora Dalloway, Orlando y Al faro); y ambos brillaban con luz propia en el muy exigente Círculo de Bloomsbury. A lo largo de veinticinco años, mediante la correspondencia que reúne este volumen, juzgaron con agudeza sus propias obras y las ajenas, se elogiaron y trituraron, contaron anécdotas mordaces, se burlaron de las extravagancias que ellos no habían cometido y examinaron a sus ilustres amigos con miradas que oscilan entre el cariño y la crueldad.