Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Cuando era pequeño, cada noche dedicaba un rato para contemplar el cielo. Esperaba a que se hiciera de noche para ver mejor las luces que como luciernagas me encandilaban.