Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La breve y extraordinaria historia de Carlos Pizarro es la de un héroe trágico. Recio, imbatible, lleno de cualidades, Pizarro pasó de la militancia comunista a la guerrilla, y de ahí a la amnistía y a postularse como candidato a la presidencia de Colombia. Carlos Pizarro no concebía vivir en un mundo lleno de injusticia social, abuso de poder, represión gubernamental y opresión desmedida a la clase trabajadora, y en particular al campesinado, sin hacer nada al respecto. Audaz, carismático, valeroso, dueño de una gran inteligencia, su historia está llena tanto de hechos extraordinarios como de pasajes oscuros. Carlos Fuentes recrea la vida de Carlos Pizarro a partir de documentos y seguramente también de testimonios, como el lector descubrirá, pero no sólo utiliza los recursos de la crónica, como bien establece Julio Ortega en el prólogo de la obra, para Fuentes la novela era el género que podía asumir la historia no sólo como lección verosímil sino como proyección verdadera.