Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En este curso, dictado en la Universidad de Vincennes entre fines de 1983 y mediados de 1984, Gilles Deleuze cuenta una historia, la historia del encuentro entre la Verdad y el Tiempo. Pero como en esas narraciones falsificantes de las que habla el curso, es una historia que se duplica, que contiene varios relatos y personajes que se cruzan. Es primero la historia de la crisis de la verdad cuando se enfrenta con la fuerza del tiempo, una historia que comienza en la Antigua Grecia con Cleantes y Crisipo, que pasa por Leibniz y por Borges, y en la que se cruzan los personajes de Melville con los de Nietzsche. Esta primera historia confluye con la historia misma de esa fuerza del tiempo, que es la historia de su relación con el movimiento su estado salvaje en la mitología griega, su subordinación al movimiento en la filosofía platónica y en el neoplatonismo, su emergencia como aberración en la astronomía, en la física, en la economía y en el temor de Dios, hasta su liberación en Kant. Pero esta doble historia de mil años de filosofía se duplica a su vez con otros problemas y protagonistas, condensada en medio siglo de historia del cine, desde las aberraciones del movimiento en los clásicos Dreyer o Bresson, pasando por la crisis del movimiento en Ozu, el neorrealismo italiano, el burlesco y la comedia musical norteamericana. Cuando esta historia cuadruplicada de la Verdad y el Tiempo vuelva a unificarse en el encuentro de Bergson del lado de la filosofía con Welles, Resnais y Robbe Grillet del lado del cine, alumbrará el concepto cine-filosófico de la imagen cristal y nos entregará imágenes de un tiempo puro, liberado de todo movimiento.