Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Un corazón bajo una sotana quedó ubicado entre los textos «juveniles» de Arthur Rimbaud, sin demasiado análisis, hasta 1971, fecha en que empiezan a percibirse distintos estratos y se descubre que bajo la «travesura de chiquillo» hay mucho más, por lo menos hasta tres posibles capas de lectura incrustadas en datos biográficos traspuestos, en relaciones contextuales del lenguaje y en el empleo de referencias de otros autores. Precursora de sus dos obras maestras, Iluminaciones y Una temporada en el infierno, Un corazón bajo una sotana supone un primer paso hacia la búsqueda de una nueva poética que termina desembocando en la crisis de mayo de 1871 y culmina con el «desarreglo de todos los sentidos»