Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Víctor Weinstock nos incita, desde las primeras líneas, no tanto a descubrir la obra como invalida. Su huida cociente y alevosa del teatro como un lugar solemne apunta a un espacio que aspira más a la desbandada de los sentidos que a su recogimiento.
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