Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Al universo indígena, atractivo y complejo, que encontraron los conquistadores españoles a su llegada a las costas de Veracruz en 1519, se le ha llamado Mesoamérica. En él vivían y convivían un sinfín de sociedades que participaban de una sola tradición cultural, resultado de milenios de historia compartida.Geográficamente, el área mesoamericana ocupó el centro y sur de lo que ahora es México y una porción considerable de Centroamérica. Todo este territorio se ha dividido en regiones: Altiplano Central, Occidente, Costa del Golfo, Oaxaca y Zona Maya.Los españoles cerraron el ciclo de arte y la historia prehispánicos; en 1521 conquistaron el Altiplano Central y hacia 1550 dominaron las otras zonas de Mesoamérica, hechos de los cuales surgió una cultura híbrida, con interesantes combinaciones de las dos tradiciones en contacto, la europea y la indígena.Debieron pasar más de 400 años para que el arte prehispánico fuera verdaderamente valorado y admirado. Si en un tiempo sus creaciones fueron consideradas "obras dictadas por el demonio" o "artesanías curiosas de indios ignorantes", ahora vemos que el concepto escultórico mesoamericano ha influido en importantes creadores de talla universal; la fuerza del arte, en este caso de la escultura prehispánica, sigue viva a través de ellos.