Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Después de un viaje que la autora de origen chileno realizó por Palestina, el país de sus antepasados, se vio obligada a escribir una crónica en la que narra sus experiencias en aquel lugar. Ésta fue publicada inicialmente en la Revista del Domingo; sin embargo, las anécdotas, pero sobre todo el estado en el que actualmente vive el pueblo palestino, la obligó a extender su crónica a un libro. A lo largo del recuento de Lina Meruane, Hurgar, un escritor de padre judío convertido al islam y de madre colombiana, será el guía que la lleve a investigar los usos y costumbres de una sociedad limitada y oprimida por determinadas circunstancias políticas e históricas.