Blaise Pascal (1623-1662) hombre de su tiempo, concilió el estilo del pensamiento directo con el arte de una retorica persuasiva, que empleaba a un tiempo la paradoja, el asombro y la sorpresa. Esta caracterÃstica estarÃa presente por igual en los dos objetos de su estudio: las ciencias fÃsicas y la antropológica cristiana.
La ciruela nos muestra personajes en un estado de permanente desintegración emocional. Sus escenas llevan un ritmo secreto, creciente, de zozobra y fascinación. Las sorpresas envuelven al espectador en la telaraña de la trama y lo llevan a un feliz, pero no por ello sencillo puerto. Lo único que permanece es el símbolo de una ciruela solitaria y siempre verde en un árbol del patio, donde los protagonistas jugaban cuando eran niños y aún desconocían el horror de crecer, envejecer y torturarse. La ciruela, obra que por su fino lenguaje y precisas caracterizaciones obtuviera el Premio Nacional de Obra de Teatro del INBA en 1996, aparece publicada diez años más tarde sin perder su vigente trascendencia.