Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En la lectura de Jorge Fernández Granados, la interpretación sensual de la poesía va aparejada a una exploración intelectual que ubica al texto en un tiempo, el del instante mismo de la lectura, y en un lugar, el de la tradición y sus contextos. El fuego que camina no es una antología, pero define un gusto literario y traza un camino de aproximación. No es una panorámica, pero recorre el espectro crítico de su autor. No propone la versión personal de un canon, pero sí señala y separa a diecisiete poetas del conjunto de la poesía hispanoamericana contemporánea y con un cuidado y complicidad, nos los devuelve como un "particular sistema planetario".