Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Si tuviéramos que reconstruir la biografía personal de Ali Eskandarian deberíamos echar mano de Sexo, exilio y rock and roll y descubriríamos cómo fueron los últimos años de su vida en Nueva York. Esta novela es el retrato de un grupo de músicos que, tras abandonar su Teherán natal, azuzados por la policía secreta de los ayatolas, soñaron con la American Way of Life. Sexo, exilio y rock and roll nos remite directamente a los relatos de Jack Kerouac o, incluso, de William Burroghs, es la crónica de la cotidianeidad de una generación escrita sin florituras, con la deliciosa intensidad de los textos que son reflejo de la vida. Eskandarian nunca llegó a ver su libro publicado, un grupo de encapuchados irrumpió en la casa que compartía en Nueva York y le asesinó a tiros.