Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Bajo el título general de La linterna mágica y ocultándose apenas bajo el transparente seudónimo de Facundo, publicó José T. de Cuéllar sus novelas de costumbres mexicanas. Sobre las características y los propósitos de esa serie algo hemos dicho en el prólogo del volumen de esta Colección donde reunimos Ensalada de pollos y Baile y cochino. A él remitimos al lector interesado. Inmediatamente después de estas dos novelas, Cuéllar dió a las prensas su Historia de Chucho el Ninfo, que alcanzó bien pronto una gran popularidad, que ha conservado hasta nuestros días. Esta novela pinta la vida del niño a quien su madre mima y regala más de lo que conviene a una sabia y bien orientada educación, del niño cuyos caprichos, por absurdos o costosos que sean, siempre son satisfechos. Su madre lo adora con un amor ciego; lo adora por hermoso, por su cutis blanco, por su pelo rubio, porque es hijo de un joven acomodado con quien ella vivió una inolvidable aventura de amor una noche de tamalada y de luna. Su madre era nos dice Cuéllar casi tan consentidora y tolerante como la patria.