MEJORES COMEDIAS DE MOLIERE, LAS (EDICIONES LEYENDA)
Moliére, cuyo indudable poder de observación y feroz ironía de los vicios humanos, describen de manera magistral las pasiones de la sociedad de su tiempo. Con El misántropo presenta al hombre crítico con la sociedad, enfrentado a todo ya todos, la persona que nada encuentra bien y que llevado por un elevado sentido de la verdad y la justicia no encuentra acomodo en ningún lugar. Tartufo es la historia de un hipócrita sin escrúpulos, que, haciéndose pasar por un hombre bueno y santurrón, consigue ser venerado por el rico señor Orgón, padre de los jóvenes Mariana y Damis y casado en segundas nupcias con la hermosa Elmira. Con gran astucia Tartufo logra que lo lleven a vivir a casa de esa familia y ahí, poco a poco va imponiendo su voluntad a su protector y a todos los seres queridos de éste, disimulando su tiránica conducta con la máscara de la humildad y de los consejos religiosos. Sin embargo, la situación se agrava cuando Tartufo pretende casarse con una de las hijas de su protector, y al mismo tiempo, intenta seducir a Elmira. Al final la esposa de Orgón, valiéndose de una artimaña, consigue desenmascarar a Tartufo. El matrimonio se reconcilia y el falso santurrón recibe el castigo que merece.
El periodista deportivo es la novela que consagró internacionalmente a Richard Ford, de quien Raymond Carver escribió que era «el mejor escritor en activo en nuestro país» y el crítico francés Bernard Géniès afirmó, en una encuesta en Le Nouvel Observateur, que «se está convirtiendo tranquilamente en el mejor escritor norteamericano». Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Hace tiempo disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos, pero luego abandonó la literatura, o fue abandonado por ella. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas, a quienes admira porque «no tienen tiempo para las dudas o la introspección».Y escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer, le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años. ¿Cuál es el drama que ha provocado el fracaso de su matrimonio? ¿Por qué Bascombe ha renunciado a la literatura? ¿Qué le anima, sino una «moral de la apatía», un vivir la vida de instante en instante, un rehuir el suicidio por los caminos de la deseada analgésica banalidad? El periodista deportivo es un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.