Cada persona tiene su historia sobre el sismo del pasado 19 de septiembre. A quienes hacemos esta revista nos sorprendió en un piso tres, justo después de recibir en nuestras oficinas el número 224, dedicado a literaturas residuales. Analizábamos la portada, cuando la mesa de la redacción sobre la que discutíamos se sacudió violentamente. Pasado el pasmo de los días siguientes, y conforme retomábamos nuestras labores, nos asaltó una duda: ¿qué sentido tenía continuar haciendo una revista literaria cuando las urgencias del país eran otras? Tras meditarlo llegamos a la conclusión de que la literatura y el arte contribuyen a combatir la angustia y la oscuridad. Así que aquí estamos poniéndonos en sintonía con esa gran celebración de la literatura que es la FIL Guadalajara. Madrid es la ciudad invitada, por lo que les pedimos a un puñado de autores que nos compartieran su visión de una ciudad que, reanimada por la migración y en contrasentido de algunos estereotipos históricos revela su veta multicultural, y busca reinventar su identidad bajo la bandera de la inclusión.
