Plutarco fundó en su ciudad natal un espacio y discusión, a imagen y semejanza de la célebre Academia de Platón, de donde surgieron las tres obras aquí reunidas: "Cómo sacar provecho de los enemigos", "Cómo distinguir a un adulador", "Sobre la abundancia de amigos".
En ella el filósofo nos enseña a escuchar a los adversarios -hábiles detectores de nuestras debilidades- y a desconfiar de nuestro amor propio -el defecto mas útil para los aduladores-, pues solo así sabemos distinguir la verdadera amistad: aquella en donde encontramos virtud en la honestidad y deleite en el diálogo.
Un bien exquisito que exige espacio, tiempo y cuidado.
"El hombre inteligente saca provecho incluso de los que difieren de él, pues es imposible vivir sin enemigos".