Después de treinta años de estudio del Corán, Abdelmumin Aya acomete su empresa más arriesgada: una defensa del ateísmo y el materialismo desde el Islam. El libro defiende que el ateísmo ha sido una fortaleza de dignidad del entendimiento humano durante todo el tiempo que Europa estuvo bajo la hegemonía del Cristianismo. El autor afirma que ha habido desde hace siglos muchos intereses en Occidente en hacer ver que Islam y Cristianismo eran más o menos lo mismo, o bien se explicaba el Islam según las identificaciones fáciles con el Cristianismo. En este libro, Abdelmumin Aya demuestra que los planteamientos islámicos causan en agnósticos y ateos un poderoso efecto, ya que son muy profundos, coherentes y luminosos.