El charro como alegoría de la mexicanidad está presente en el mundo entero. Lo está primero como icono universal de México, en todos los lugares de la tierra donde ha de ser enunciado con imágenes; del Middlewest a Japón o de Perís a Islandia, no hay viaje o simple asociación mental que no se haga, en cierto modo, en nombre del charro, ni manual escolar, cartel o película sobre Méxicoque no lo muestr como la alegoría del "nacionalismo cultural", el signo absoluto de un pueblo, de un sentir y de un lugar. Pertenece a la lengua universal del pregón nacionalista y a la reivindicación libertaria, reproduce la figura romántica del bandido social, macho, anónimo y enamorador que representa a una minoría plural.En la presente obra la autora no pretende realizar un tratado sobre la charrería, sino que su objetivo es despertar en la nuevas generaciones la atención hacia esta tradición, su folclor y su música: animarlos a conocer esta fiesta, que lo mismo atrae a mujeres que a hombres, con distinto estrato social, cultural, hábitos y comportamiento.