La creciente disputa por le patrimonio urbano, entre diversos actores privados, sociales y políticos, ocurre en un momento en que el desarrollo urbano y la cultura tienden a mercantilizarse bajo los discursos de la competividad, sustentabilidad y la gobernabilidad. Las crecientes transformaciones urbanas se realizan bajo un lógica que privilegía el lucro y en un momento en que las ciudades se han convertido en los destinos favoritos.