La premisa principal, pues, es que si alguien aprende a disfrutar la literatura, si saborea los pasos para construir un relato y practica jugando con diferentes enfoques, tonos, puntos de vista, atmósferas, inicios, finales y tipos de narrador, seguramente hará de la escritura una herramienta para entusiasmarse ante la vida, será capaz de distinguir la diversidad de estructuras y perspectivas para encontrar cuáles le son más afines; es decir, se ejercitará para ser un profesional de lo literario.