Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Forjado al alero del Partido Republicano, el neoconservadurismo es uno de los movimientos políticos de derecha más relevantes de Estados Unidos debido a las dos generaciones que lo hicieron posible: la primera, preeminente durante el gobierno de Ronald Reagan; la segunda, relevante en el mandato de George W. Bush; y ambas, sumamente influyentes en la política exterior estadounidense en el último medio siglo. Fueron las ideas neoconservadoras acerca de los derechos humanos, el armamentismo y la defensa nacional las que hallaron terreno fértil durante la administración de Reagan; y fueron los neoconservadores quienes respaldaron la decisión de George W. Bush de invadir Irak y emprender la guerra contra el terrorismo. Esas ideas siguen presentes en la política exterior de los Estados Unidos. Hoy, aparentemente debilitado, el neoconservadurismo enfrenta la crisis que amenaza a su partido ha respaldado sin éxito a Ted Cruz, afín al Tea Party, rechazando la alternativa de Donald Trump, pero no pudo derrotar a este último en las elecciones primarias. Una lucha inédita entre personajes que irrumpen en un sistema político electoral resquebrajado que amenaza con deteriorar aún más la frágil salud de la democracia estadounidense