Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Este libro ofrece al lector una evolución personal, respecto a una manera diferente de pensar el Derecho, desde la Filosofía del Derecho. Esclarece la diferencia entre el «conocimiento» (el cual en la tradición de las ciencias naturales precisa de una relación sujeto-objeto, alejados por completo el uno del otro) y «comprensión»: que es la verdad del ámbito de la interpretación, lo que en la tradición de las ciencias del espíritu es el resultado de un diálogo racional. Es este, entonces, el resultado del esfuerzo intelectual de un jurista, tránsfuga del positivismo jurídico, que va desde el análisis crítico de las creencias y mitos que alimentan la tradición interpretativa del Derecho, a la asunción de la hermenéutica filosófica como característica elemental del fruto de la comprensión; pero también de la unidad racional de la decisión judicial que busca y se esmera en no alojarse en una conciencia tranquila, inmóvil y carente de crítica.