Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los economistas no se ponen de acuerdo sobre si los inversores y los mercados son racionales y eficientes, tal y como supone la moderna teoría de las finanzas, o irracionales e ineficientes, tal y como creen los economistas del comportamiento y como sugieren las burbujas y las crisis financieras. De cómo se resuelva este debate depende que se gestionen bien las inversiones financieras. Con este libro Andrew W. Lo zanja esta cuestión dándole un nuevo marco conceptual: la Hipótesis de los Mercados Adaptativos, en la que la conviven racionalidad y la irracionalidad.
Basándose en profundos conocimientos de psicología, biología evolutiva, neurociencia e inteligencia artificial, esta obra sostiene que la teoría de los mercados eficientes no es errónea sino incompleta. Cuando los mercados son inestables, los inversores reaccionan instintivamente, creando ineficiencias que otros pueden aprovechar. El nuevo paradigma del autor explica cómo la evolución de las finanzas, que ocurre a la velocidad del pensamiento, condiciona el comportamiento de los inversores y de los mercados. Un hecho que ponen de manifiesto los vaivenes entre estabilidad y crisis, ganancia y pérdida, e innovación y regulación.