La Literatura carcelaria femenina está constituida por textos difíciles de asimilar. Desde hace veinte años - de 1998, año del primer concurso, a la fecha- muchas mujeres han venido narrando episodios conmovedores del inicio de sus vidas, infancias en que fueron vendidas o abandonadas por sus madres; padres que fallecieron trágicamente cuando ellas todavía no eran capaces de recordar alguna enseñanza y crecieron con una imagen inventada de un hombre estricto, poderoso, manipulador e invencible; abuelos, tíos, padrastros, primos y hermanos que a los ocho años o menos las sumergen en el abuso y la violencia sexual, cuando no saben defenderse y no comprenden por qué son tratadas así