El punto de partida de la presente obra es pensar el concepto de crisis desde las relaciones posibles entre política y poder. Aquí la crisis es entendida como una circunstancia de gobierno en la que el poder se separa de la política: el poder sin política en el que el gobierno se extravía y reduce su acción a la fuerza bruta y la política sin poder en el que ha perdido su centralidad y se ha convertido en un actor más del conflicto.