Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Mucho se ha especulado de la relación que existe entre las escenas representadas en los tres cuartos. Es probable que entre ellos haya una conexión, pues mismo personaje aparece en varias escenas. Su lectura aparentemente se inicia desde el cuarto 1 situado a ala izquierda termina en 3 en el extremo derecho, propuesta que se apoya tanto en los dinteles del edificio I, como la de algunos edificios.
Cuatro son las escenas principales: la preparación para la danza, en el Cuarto 1: guerra y captura de prisioneros y presentación y auto sacrificio de estos.
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