Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
La enfermedad del amor La obsesión erótica en la historia de la medicina
La enfermedad del amor es un organismo literario: un museo de anormalidades y relatos de todas las épocas, ante la figura del médico que sólo puede ver a medias la estructura lógica del problema. La enfermedad del amor, de Francisco González Crussi, se detiene en los puntos ciegos de las teorías científicas, en el remolino donde la medicina y la vida no logran diferenciarse, a la vez que conduce a una discusión sobre la naturaleza patológica de la obsesión erótica. La enfermedad del amor es, entre muchas otras cosas, un museo de aforismos sobre la dimensión erótica de nuestras vidas, y sus casi infinitos reductos hacia la humillación, el fracaso y otros tormentos, pues el amor es "el fenómeno más discutido y menos comprendido", según Diderot, "la ocupación de las gentes ociosas", de acuerdo con Diógenes, y en la versión de Platón se trata de "la enfermedad de las mentes desocupadas". La enfermedad del amor es un organismo literario poblado por grandes pensadores, arrinconados en los límites de la racionalidad: un museo de anormalidades y relatos de todas las épocas, donde se distingue el triángulo malsano conformado por los hechos del cuerpo y su contradicción con la cultura, ante la figura del médico que sólo puede ver a medias la estructura lógica del problema. Sin pasión por la denuncia o el escándalo, sin necesidad de redimir a nadie, González-Crussí contempla con ironía y serenidad los acontecimientos confusos de la historia, y los enlaza para formar una trama, sin resolución, pero terriblemente entretenida, que conduce a una discusión final acerca de la naturaleza patológica de la obsesión erótica, puesta en escena mediante el recurso de una ficción filosófica, donde los argumentos se tensan y alternan para generar una resolución coherente, pero inesperada, un estado de conciencia donde la literatura y la medicina contemplan el horizonte humano que diagnosticó,en su momento, Francisco de Quevedo: la enfermedad que crece si es curada. -Del prólogo de Jesús Ramírez-Bermúdez-
Con el fin de ampliarla difusión la obra fundamental de Fernando Benítez, Los indios de México, Ediciones ERA publica los textos que originalmente aparecierón como libros independientes o aquellas partes de la obra que en sí mismas forman una unidad. Ésta es la historia, contada por él mismo, con toda la rica textura de su lenguaje, de un hombre que vive sin contradicción entre la realidad y la magia. En Jesús María, cabeza municipal y religiosa del mundo cora en Nayarit en la Sierra Madre Occidental que mira al Pacífico. Funcionario religioso y curandero, prodigioso narrador, el chamán Espiridión Altamirano Lucas- o Pilo Altamirano Luca como él dice- nos habla aquí de sus correrías por los espacios sagrados, que son también, en un perfecto acuerdo, los de la vida codidiana. Ritos, cantos, ceremonias, mitos y fábulas, hazañas y quebrantos, surgen de la experiencia y de la ceremonia ancestral, dioses y hombres conviven en el mismo plano. Y de este reportaje, de este documento fidedigno, parte del vasto trabajo emprendido por Fernando Benítez para recoger los signos de un mundo amenazado de extinción, se levanta un soplo poético.
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