El conocimiento científico no solo trata de explicar lo complejo en términos sencillos ni es mero estimulo de la invención tecnológica. En realidad, se ha convertido en la analogía más profunda de la cultura de nuestro tiempo. Genera gran parte de las jergas y símbolos, y ha penetrado firmemente en los postulados metafísicos, filosóficos y artísticos más elementales.
Parte de este conocimiento, crucial para el tercer milenio, es la cibernética.