Hacia 1836 la ciudad de México, visualizada como una aglomeración de cúpulas, torres y elegantes palacios, estaba limitada por el bosque de Chapultepec, las lomas de Tacubaya, el lomerío de Santa Fe, las altas cumbres de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Su aparente calma no refleja la agitada realidad política y social del país, ni la injusta segregación económica de pobres e indios.En este ambiente nace, en el seno de una familia de escasos recursos, José Salomé Pina. A la edad de ocho años (1844) ingresa en la Academia de San Carlos para estudiar pintura bajo la dirección de Miguel Mata. Testimonio de ese primer año escolar es un busto masculino, dibujo al carbón inspirado en la obra del artista francés Jullien.