La trayectoria artística de Miguel Ventura responde a muchas preguntas acerca de la evolución reciente del arte contemporáneo y la manipulación de lenguajes visuales a los que estamos sometidos.  Iniciando como pintor figurativo en la época de los neoexpresionismos de los años ochenta, Ventura transitó de una gestualidad marcada por el cómic gore, a una depuración iconográfica paralela a su interés por la interacción entre la palabra escrita y los lenguajes visuales, que concluyó en una serie de instalaciones y libros de artista destinados a presentar una especie de mundo paralelo en el que imperan nuevas reglas de poder y transfiguraciones genéricas, organizadas por él, y en torno al, Nuevo Consejo Interterritorial de Lenguas (NILC, por sus siglas en inglés), manual escolar para la difusión de un lenguaje corporal basado en las oposiciones de las trenzas de Heidi Schreber, esquizofrénico alter ego femenino e infantilizado de Ventura.  Esa obsesión por las transmutaciones del cuerpo llevaron al artista a abandonar soportes bidimensionales para explorar nuevas posibilidades a través del video, el performance e instalaciones penetrables multimedia, ahora escenarios de una puesta en escena de sus obsesiones. Mezclando anécdotas personales, recuerdos de su infancia en Alemania Occidental y en Estados Unidos, textos psicoanalíticos, reales-aunque inverosímiles-, eventos recogidos en la prensa, Miguel Ventura revisa de manera cáustica y violenta las relaciones de poder y las políticas de género "muy particularmente, la infantilización del cuerpo gay o transexual en los medios de comunicación". Este libro, con textos analíticos de Calvin Reid, Magalí Arriola, Cuauhtémoc Medina, Olivier Debroise, Naief Yehya y una entrevista al artista realizada por Montserrat Albores, ofrece un recuento de trece años de la producción de Miguel Ventura y su corrosiva crítica a los mecanismos de poder. Olivier Debroise.