Sinopsis
Esta obra fue escrita en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, concebida en el contexto del encuentro de la cultura nacional con su tradición y sus orígenes.A lo largo de los seis capítulos del libro, la autora le revela al lector un hecho que no debería sorprenderlo; la historia del teatro en México es también un espejo, pues el arte y sus manifestaciones, su expresión, temas, condiciones y vicisitudes siempre han corrido paralelas a los destinos históricos del país.En este libro el lector encontrará algunos aspectos de la educación artística de los antiguos mexicanos, según las crónicas españolas y del papel de los primeros títeres difundidos por Hernán Cortés, de la función que el teatro cumplió en la evangelización y la educación de los niños y jóvenes de la Nueva España.Hallará también que el teatro impulsado por las comunidades religiosas, en particular la pastorela formó parte de la vida religiosa, artística, cultural y social, del México de entonces. La profunda huella que dejo en nosotros el teatro español de los siglos de oro, prueba del gusto de los mexicanos de todas las épocas por la representación teatral, más allá de sus funciones pedagógicas. Conocerá que el siglo XIX, de la Independencia al Porfiriato, se inicia teatralmente con la propuesta de Joaquín Fernández de Lizardi, en sus Comedias para niños en el Coliseo Nuevo, donde se define por la búsqueda de liberación de la carga religiosa para buscar sus propios caminos. Que con el surgimiento de empresarios y compañías privadas, el teatro dejó de ser una competencia exclusiva de la iglesia. Y que desde entonces, surgió una comunidad teatral de dramaturgos, actores, técnicos especializados y, por supuesto, un nuevo público que hizo del teatro parte de su vida.Y que finalmente, los títeres de la Compañía Rosete Aranda jugaron también un papel muy destacado en el desarrollo del teatro infantil, por sus importantes contribuciones. El siglo XX se inicia con los esfuerzos del Teatro Escolar, para consolidarse después de la revolución en un proyecto teatral para niños que consideró el goce y la práctica del teatro como un derecho social.