G. H. ;nunca sabremos el nombre y apellido de la protagonista; es una mujer independiente, escultora amateur y bien relacionada en los cÃrculos más influyentes de RÃo de Janeiro. Un dÃa, sola en su ático, encuentra una cucaracha. Esto provocará en ella arcadas de repulsión y un caudal de reflexiones Ãntimas, algunas hasta entonces desconocidas para ella misma, sobre sus sentimientos, miedos, angustias... Este hecho aparentemente intrascendente le servirá para repasar su vida desde la infancia y llegar asà a la determinación de vencer todos sus miedos.
Una novela negra ágil, con mucha acción y una protagonista sorprendente. «Digo a mi favor que no cometí más errores que cualquier madre, fui sobreprotectora, otras veces dura, pero siempre en el afán de prepararla para este mundo traidor e incierto.¿Será que la traumé en vez de darle cariño?» La sicaria de Polanco es una novela negra ambientada en México DF en época actual. Se trata de un libro ágil, pleno de acción, protagonizado por una mujer de personalidad arrolladora. Karina Shultz sorprenderá al lector, que será cómplice de todas las peripecias que ha de vivir, de manera cada vez más atropellada, esta mujer convertida en asesina a sueldo. Es una novela policíaca, pero también social, ya que critica las diferencias tan marcadas de clase, así como la corrupción, sin moralinas ni juicios de valor. Se centra en mostrar la dualidad chocante en la que vive el personaje principal, que pasa los días intentando conciliar su vida de madre de dos chicos adolescentes y novia de un agente de policía con su papel ocasional de asesina. Pero llegará un momento en el que el frágil equilibrio en que vive se quebrará y todo empezará a desmoronarse alrededor de ella.
Leñero parte de tres ejes fundamentales para construir, con una ingeniería y claridad sorprendentes, esta exploración del teatro mexicano: la defensa del dramaturgo como pieza fundamental de la teatralidad, la necesidad de reconocer una tradición y un presente donde la dramaturgia escrita en México dialogue y se confronte de manera permanente con el público y, finalmente, la revisión del realismo como un estilo y una forma de escritura teatral que está vigente. En este sentido, Leñero nos lleva a visitar a los más notables autores del siglo XIX, rescata un texto sobre el teatro de los Insurgentes, ofrece su discurso de entrada a la Academia Mexicana de la Lengua donde vierte una defensa irrestricta del papel del dramaturgo en contra de la espectacularidad del teatro y, entre otros temas, revisa el trabajo de algunas personalidades notables de teatro que, desde su punto de vista ameno, profundo, han hecho de su oficio puntales de una tradición amenazada pero que, tras la lectura de sus Escritos sobre teatro, uno reconoce que se encuentra en plena forma.